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Salgo de noche, pero no siempre llego bien

Para muchos, trabajar tarde no solo significa cansancio. Significa caminar con miedo.

Salgo del trabajo a las 9. A veces a las 10.
Camino rápido, volteo cada tanto.
Ya sé dónde hay más luz, por qué calle no paso.
Llevo las llaves entre los dedos, como si eso sirviera.
Y no, no exagero.
Es rutina. De miedo.
No todos los trabajos terminan con sol.
Y no todos los trayectos son seguros.
Pero muy pocos patrones lo entienden.
Según el INEGI, más del 40 por ciento de los delitos cometidos en vía pública ocurren entre las 6 y las 10 de la noche.
Para quienes trabajan en turnos vespertinos o nocturnos, eso significa riesgo constante.
Y en muchas zonas, transporte público deficiente, calles mal iluminadas o sin vigilancia.
¿Qué debería hacer tu empresa?
• Establecer horarios de salida seguros, especialmente para mujeres o personas en zonas de riesgo
• Proporcionar transporte en horarios nocturnos o apoyo para traslado seguro
• Reconocer que la seguridad también es parte de las condiciones laborales
• No condicionar promociones, bonos o confianza a quienes “se quedan más tiempo”
¿Qué puedes hacer tú?
• Identificar rutas seguras y compartir tu ubicación en tiempo real
• Organizar salidas grupales si es posible
• Exigir condiciones de traslado seguro si el horario laboral lo amerita
• Reportar situaciones de riesgo a recursos humanos, no como queja, sino como prevención
Trabajar tarde no debería implicar caminar con miedo.
Y si llegas con ansiedad en lugar de alivio, no solo trabajas más. Vives menos tranquilo.

 

Si no llego, no es que no quiera trabajar

Hay ausencias que no se explican con excusas. Se explican con miedo.

Una mañana no llegué a tiempo.
El transporte no pasó. Luego me enteré que había un operativo.
Después supe de un asalto en la ruta.
Y cuando llegué, mi jefe me dijo: “Avisa. No me gusta que la gente quede mal.”
No quedé mal. Me sentí inseguro.
Muchos patrones interpretan la puntualidad como lealtad.
Pero nunca preguntan qué pasa entre la casa y la empresa.
El trayecto también es parte de la jornada.
Y muchas veces, es donde comienza el riesgo.
Según el ENVIPE, más del 70 por ciento de los mexicanos se sienten inseguros al transitar por su colonia.
Eso incluye calles, paradas, camiones, cruces sin luz.
Y si no llegas, no siempre es por irresponsabilidad.
Es porque llegar ya es un logro.
¿Qué se puede hacer desde las empresas?
• Escuchar cuando una persona reporta inseguridad como motivo de retraso
• No penalizar faltas justificadas por incidentes en transporte o zona peligrosa
• Implementar políticas de flexibilidad horaria o trabajo remoto en zonas con alta incidencia delictiva
• Reconocer que hay ciudades donde salir de casa es una apuesta
Llegar tarde no siempre es falta de compromiso.
A veces es que el contexto laboral no considera el miedo como parte del trayecto.

 

 Me asaltaron camino al trabajo. Perdí más que el celular

Cuando la inseguridad afecta tu ingreso, tu salud emocional y tu estabilidad, también afecta tu empleo.

Eran las 6:30 de la mañana.
Me bajé una parada antes para ahorrar pasaje.
Me agarraron en una esquina. Tres tipos. Sin gritos, sin ruido.
Se llevaron el celular, mi mochila, los papeles del trabajo, mis credenciales.
Llegué a la oficina sin nada.
Ni justificante. Ni pruebas. Solo miedo.
Nadie preguntó si estaba bien.
Solo si había entregado el reporte.
En México, según cifras de la ENVIPE, más de 20 millones de personas fueron víctimas de delitos en el último año.
Muchos en trayecto a sus centros de trabajo.
Y sin embargo, en el ambiente laboral, eso rara vez cuenta como motivo válido para ausentarse o para estar mal.
¿Qué puedes hacer?
• Denunciar el hecho, si las condiciones lo permiten
• Avisar inmediatamente a tu centro de trabajo, incluso si no tienes celular
• Solicitar acompañamiento psicológico si el incidente fue traumático
• Recuperar documentación oficial y reportar la pérdida a las autoridades correspondientes
¿Y la empresa?
• Debe tener protocolos claros de apoyo ante incidentes de seguridad
• Debe ofrecer contención emocional o red de acompañamiento
• No puede descontar o penalizar sin escuchar ni entender la situación
Un asalto no solo te quita objetos.
También la tranquilidad. Y a veces, la confianza.
Y si tu trabajo no lo comprende, entonces perdiste más que un celular.

 

El miedo también descuenta productividad

 

No es que el equipo no rinda. Es que están agotados de cuidarse todo el tiempo.

Una compañera dejó de venir en la noche.
Otra pidió cambiar de turno.
Un repartidor ya no pasa por ciertas zonas.
Y aunque nadie lo dice abiertamente, todos sienten algo: miedo.
El miedo es silencioso.
No falta. No grita. No firma renuncia.
Solo se cuela en cada jornada y reduce la energía, la concentración, el rendimiento.
No hablamos de miedo a perder el empleo.
Hablamos de miedo por ir al empleo.
Según datos del BID, el temor constante a la violencia urbana impacta de forma directa en la productividad, la salud mental y la toma de decisiones dentro de las empresas.
¿Cómo se manifiesta ese impacto?
• Errores frecuentes por distracción
• Ausencias sin explicación clara
• Cambios de turno o solicitud de horarios menos riesgosos
• Baja en el rendimiento general del equipo
• Desmotivación o ansiedad constante
¿Qué puede hacer una organización?
• Reconocer la inseguridad como un factor laboral real
• Adaptar turnos y rutas de acuerdo al contexto geográfico de su personal
• Escuchar sin minimizar los temores
• Promover redes de acompañamiento y transporte compartido
• No condicionar el compromiso a la presencia física
El miedo no aparece en la nómina.
Pero se cobra cada día.
Y si nadie lo nombra, lo seguirá cobrando en silencio.